Algunos pavimentos no emiten humos ácidos, ni corrosivos, ni tóxicos siempre y cuando no se produzca un incendio. La cerámica, en cambio, no contiene plástico y no emite humos tóxicos.
Cuando se produce un incendio, la llama, en contacto con una superficie combustible que contenga sustancias tóxicas, la puede quemar y provocar la emisión de humos nocivos que se desarrollan en contacto con el calor.
La cerámica, en cambio, es ignífuga y, a diferencia de muchos otros materiales destinados a revestir suelos y paredes, evita que quienes la eligen corran este riesgo.