La cerámica es un material que no envejece ya que es indeleble frente a cualquier agente. Incluso bajo los efectos de las inclemencias del tiempo, un suelo de cerámica es inalterable permaneciendo como nuevo. Se puede decir que es prácticamente eterno. Las baldosas cerámicas presentan un alto grado de resistencia a la pisada y a la abrasión, situándose a la cabeza entre los materiales de pavimentación. Una de las consecuencias directas de esta dureza es la facilidad de mantenimiento, no requiriéndose ningún pulido ni tratamiento especial. El análisis comparativo del ciclo de vida también confirma que la cerámica es un material que respeta el medio ambiente ya que, debido a su durabilidad, no precisa ser reemplazada, como sucede con otros materiales, evitando un consumo excesivo de recursos.
Si tiene pensado renovar su casa, la cerámica mejora su apariencia y también asegura el aislamiento térmico: obtendrá un mejor rendimiento y menores costes de mantenimiento.